Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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Legislatura: 1888-1889 (Cortes de 1886 a 1890)
Sesión: 3 de diciembre de 1888
Cámara: Congreso de los diputados
Discurso / Réplica: Réplica al Sr. Conde de Xiquena
Número y páginas del Diario de Sesiones: 3, 41-42
Tema: Reproducción del proyecto de ley constitutiva del ejército y del que declara no embargables los sueldos de los oficiales

Las dudas de mi distinguido amigo el señor Conde de Xiquena habrían terminado si no hubiese aquí nacido un debate que yo me encontré ya entablado cuando venía del salón de la Presidencia, porque después de una larga y detenida entrevista con los individuos que constituían la Comisión que entendía en el proyecto de ley del Sr. Cassola, convinimos en que el Gobierno podría dar por reproducido el proyecto, siempre que la Comisión creyera, como cree el Gobierno, que es necesario limitar el número de puntos que aquel proyecto comprende. Y como los individuos de la Comisión piensen en ese mismo sentido, el Gobierno, que cree que de esa manera pueden adelantarse mucho los trabajos, ha convenido en que la Comisión modifique el proyecto de esa manera, poniéndose de acuerdo con el Gobierno y con el actual Sr. Ministro de la Guerra, como lo estuvo con el anterior.

Entonces dije que no había inconveniente por parte del Gobierno en preproducir el proyecto de [41] reformas militares, pero que tenía un obstáculo para hacerlo, y era, que no sabía cómo había quedado este asunto en la sesión del sábado, una vez que el señor García Alix, en uso de su derecho, había pedido la reproducción de ese proyecto, y para que el Gobierno estuviera en libertad, dije al Sr. García Alix que hiciera el favor de retirar su iniciativa, dejando así libre la iniciativa del Gobierno. Lo que tiene es que yo no pude entrar en ciertos pormenores; fui llamado al debate por otros motivos y por otras razones. Por lo demás, el Sr. García Alix debía hacer la declaración de que no tenía interés ninguno en sostener la iniciativa que había tomado, en uso de su derecho, en la sesión del sábado, y que la retiraba dejando libre la del Gobierno, y entonces éste hubiera reproducido el proyecto de ley de reformas militares, lo mismo que todos los que quedaron pendientes en la legislatura anterior. No hay en eso inconveniente ninguno. Nadie desconoce el trabajo, la inteligencia con que el anterior Sr. Ministro de la Guerra trató esta cuestión; nadie ha desconocido el patriotismo con que la presentó al Congreso y con que la ha discutido; nadie ha desconocido las grandes ventajas que tiene el proyecto de reformas militares del Sr. Cassola: lo que sucede es, que en ese proyecto de ley hay algunas cosas fáciles, que serán quizá de pronta resolución, que están embarazadas por otras que el señor general Cassola, en bien del ejército, en bien de la Nación, ha presentado, tales como la organización de la fuerza pública y una nueva división territorial, porque realmente no es buena la que hay. Todo esto suscita, naturalmente, dificultades en los mismos representantes del país, en las mismas provincias, que cree que en el momento en que se apruebe la ley territorial militar conforme con los adelantos de la época y en armonía con las necesidades de la defensa del país. Se quedarán sin los medios que tienen y, naturalmente, sienten perder.

Eso mueve mucho la opinión, excita muchos intereses y contraría la aprobación del proyecto de ley del Sr. Cassola, no porque, en mi opinión, no interese grandemente al ejército y a la Nación española, sino por las razones que he expuesto; pero desde el momento en que se puedan separar esos problemas, ya para presentar otro proyecto en condiciones más fáciles, dejando ciertos puntos para más tarde, ya para presentarlos en proyectos distintos, el Gobierno no tiene inconveniente en reproducir el proyecto de reformas militares y entenderse luego con la Comisión para ver las modificaciones que se pueden introducir en él.

Respecto de la proposición presentada, yo declaro que no he comprendido bien su objeto, como no sea el de molestar al Gobierno y a la mayoría, lo cual no se comprende en un Diputado que se llama ministerial y amigo del Gobierno. Si es eso, yo declaro que la mayoría debe desecharla en protesta de las ideas y de la conducta de ese Diputado; si no es eso, si es inexperiencia parlamentaria, yo me atrevo a suplicar votación y no prolongar más este debate. [42]



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